Vivimos ensimismados en actuar cumpliendo nuestras responsabilidades, a veces, como autómatas de un sistema que pide que hagamos cosas una, dos, tres sin parar, mecánicamente, se nos olvida sentir, entre tanta responsabilidad de hacer... si, solo hacer. Y nosotros como simples seres vivientes, sabemos respirar, comer, pero cuando se nos pide que sintamos ¿que nos pasa? nos ubicamos frente a un abismo, nuestras piernas tiritan y nuestra respiración se acelera, empezamos a traspirar, se nos nubla la mente y quedamos en un limbo sin poder expresar lo que nos pasa. Es por eso, que nuestros sueños son nuestra gran tabla salvadora, el problema que solo sirven cuando no somos conscientes de nuestra vida, es una pausa simplemente, si una pausa que nos obliga a cuestionarnos ¿para qué?, vivimos, tenemos familia, somos parte de una sociedad, etc. Nuestra sociedad esta enferma, nos hace enfermarnos que aparecen enfermedades como el cáncer, obesidad, estrés, depresión, ansiedad y muchas otras, seguimos en la cima a punto de caer en el abismo, ¿qué hago?. Dejar de pensar en hacer, darte un momento para detener tu mente en conectarte contigo mismo, con tu cuerpo como esta, a cambiado de la última vez que lo miraste reflexivamente, aprende a escucharte, a conectarte con tu corazón, con tus manos, tu mirada. Piensa la vida es ahora y no ayer ni mañana que haces pensando en el futuro si no puedes desprenderte del abismo en el ahora, y para que buscas revivir ese pasado si ya no esta.
Un pequeño consejo, al despertar no te levantes, regalate unos minutos para conectarte con tu respiración y pregúntate ¿cómo estas? ¿qué necesitas para sentirte bien?, regalate todos los días un instante para volver a conocerte, aceptarte, amarte.
